Por desgracia y pese a tener la misma relevancia e incluso más, las noticias del continente africano no reciben la misma visibilidad ni se les da la misma cobertura como a lo que sucede en occidente.
El Gobierno israelí cuenta con todo un Ministerio dedicado desmontar a los promotores del movimiento BDS, que promueve el boicot, la desinversión y las sanciones.El festival Eurovisión, que se celebrará en Tel Aviv en mayo, se convierte en nueva plataforma de difusión para los activistas.
Visto desde el extranjero, el movimiento BDS continúa cosechando éxitos, aunque relativamente pequeños y simbólicos, pero éxitos cuando menos. Desde el punto de vista de Israel, el problema es más complicado. Si bien es cierto que ha “enloquecido al país”, no parece tener efectos serios sobre la economía israelí, que va viento en popa, especialmente en el ámbito de las nuevas tecnologías. Sin embargo, parece que sus consecuencias se están dejando sentir de una manera más clandestina e insidiosa.Contrariamente a las afirmaciones del Gobierno y de la mayoría de los propios israelíes, el impacto el movimiento BDS no es benigno: es uno de los principales factores del deterioro de la situación democrática y del debate intelectual en el país porque, por primera vez quizás desde las guerras de los Seis Días y del Kippur, Israel se siente vulnerable. No se trata de una vulnerabilidad existencial que amenace la propia supervivencia del Estado fundado en 1947, sino de una fragilidad frente a un movimiento que expone las derivas nacionalistas y religiosas de la misma manera que el movimiento antiapartheid denunció el racismo y la violencia del Gobierno blanco en Sudáfrica, a pesar de que fue considerado por muchos hasta su caída (empezando por los Gobiernos occidental e... israelí) como perfectamente recomendable.
El Senado irlandés ha aprobado la histórica Ley de Control de Actividades Económicas en los Territorios Ocupados, de 2018, una legislación que aspira a prohibir las actividades comerciales con asentamientos declarados ilegales por las Naciones Unidas y la Unión Europea en los territorios ocupados por Israel en Palestina.
Este año el Parlamento israelí aprobó la Ley Fundamental de Israel como Estado Nacional del Pueblo Judío, otorgándole carácter constitucional a sus leyes, políticas y prácticas de apartheid contra la población palestina. La ‘única democracia de Medio Oriente’ mostró así su verdadero rostro: es un régimen supremacista y etnocrático (o teocrático, según cómo se entienda el carácter judío del Estado), en el cual solo la población de origen judío tiene derecho a la autodeterminación y a la nacionalidad.
Tan antiguo como la guerra misma, el castigo colectivo ha sido durante mucho tiempo el arma más condenatoria y destructiva de todas. No satisfecho solamente con los combatientes comprometidos, históricamente la represalia estatal, fue contra las familias, comunidades y poblaciones enteras en un intento de "ganar" un conflicto dado, militar o de otro tipo, a toda costa.
Reclaman también un embargo de armas contra el Ejército birmano y sanciones económicas contra responsables.Estos "crímenes contra la Humanidad incluyen masacres y otros asesinatos ilegales, violaciones generalizadas y otros actos de violencia sexual, saqueo, deportación e incendios masivos de cientos de localidades rohinyá".
El Ejercito israelí usó gas contra adolescentes palestinos que se están concentrando en la frontera con Israel cerca de la localidad de Beit El, comunicó un corresponsal de Sputnik.Los soldados usaron gas y granadas aturdidoras, una de las granadas de gas cayó en un lugar donde se encontraba un grupo de periodistas, entre ellos ciudadanos rusos.
En los últimos dos meses, más de 600.000 rohinyás se han visto expulsados de sus hogares, han visto destruidas sus tierras y han soportado torturas y violaciones mientras buscaban un lugar seguro. ¿Recordamos lo que sucedió en Ruanda? Pues prestemos hoy atención a Myanmar.
Con la instauración de la dictadura militar en 1962 se les denegó la nacionalidad birmana que hasta entonces habían tenido y se convirtieron en apátridas sin derechos civiles ni políticos, sufriendo desde aquel momento una asfixiante violencia estructural y física.Los hechos sucedidos nos hacen pensar que el ascenso al poder de la Premio Nobel de la Paz Suu Kyi habría sido un mero producto de marketing "democrático" inscrito dentro de las estructuras institucionales monopolizadas por el brazo militar del país y no una verdadera opción de cambio.
"Las autoridades birmanas están colocando minas antipersona en la frontera para evitar que los rohinyá vuelvan", dice la primera ministra.Los rohinyá son una minoría de más un millón de personas, pero el Gobierno birmano -budista- no los reconoce como ciudadanos.
Aung San Suu Kyi parece haber agotado su integridad en la medida en que su gobierno, los militares y la policías han comenzado una amplia operación de limpieza étnica que tiene como objetivo al 'pueblo más oprimidos de la tierra', los rohingya. Estas personas indefensas han sido sometidas a un genocidio brutal y sistemático, llevado a cabo a través de un esfuerzo conjunto de los militares, la policía y la mayoría nacionalista budista de Birmania.